Tal es la importancia de las
fuentes informativas que su presencia no ha pasado desapercibida para la teoría
y las investigaciones que en diferentes momentos y desde diversas perspectivas metodológicas
han abordado la relación entre medios, periodistas y fuentes (Rodrigo Alsina,
1989; Martini, 2000; Arrueta; 2010). Este es un proceso “caracterizado por los
vaivenes de la negociación, pactos de anonimato, promesas diversas y relación
con el poder. No hay que olvidar que la noticia resultante es siempre la
publicidad del actor o los actores involucrados en el acontecimiento” (Martini,
2000, p. 62).
Bien lo observa Mar de
Fontcuberta cuando sostiene que: “La relación entre el medio y las fuentes es
una de las más complejas y básicas de todo el proceso de producción de
noticias. Un medio sin fuentes es un medio muerto” (Fontcuberta, 1993, p. 58).
A propósito de la complejidad de
esta relación, cabe destacar los tres tipos de relaciones que Rodrigo Alsina
(1989) identifica a partir de la dinámica entre el periodista y sus fuentes:
1. “Puede
darse una total independencia entre la fuente y el periodista. Es decir, hay un
distanciamiento entre el que produce la noticia y el que informa sobre la
misma”.
2. “La
fuente y el periodista cooperan. Fuente y periodista tienen algunos objetivos
comunes: uno necesita que una determinada información se publique y el otro
necesita obtener noticias para satisfacer a sus superiores”.
3. “La
fuente es la que prácticamente hace la noticia. Sería el caso de los
comunicados oficiales” (o las ruedas de prensa). (Rodrigo Alsina, 1989, p.
117).
Un aspecto clave, en cualquiera
de estos casos, viene dado por la pertinencia de la fuente, para lo cual se
requiere que la misma “sea confiable,
y esté legitimada como creíble, por
su lugar en el espacio público, y sea la más adecuada para informar sobre el
hecho” (Martini, 2000, p. 63).
Oficinas de Información y
Relaciones Públicas, oficinas o gabinetes de prensa, oficinas de Comunicaciones
Corporativas, oficinas de Comunicaciones Externas...un largo etcétera podría
seguir a la hora de enumerar las distintas denominaciones con las cuales se han
bautizado esas dependencias de organismos, instituciones, empresas públicas y
privadas destinadas a servir de intermediación informativa entre estos y los
medios de difusión.
Estas oficinas se han
constituido, sobre todo en el periodismo venezolano, en una de las fuentes de
información de la cual se sirven los medios para organizar sus materiales
informativos, amén de las relaciones directas que éstas mantienen con los
periodistas asignados a la cobertura de la fuente específica.
El trabajo desde estos espacios
institucionales que sirven de “fuente informativa” se orienta, bien de manera
solapada o evidente, a:
-Propaganda y trabajo de imagen
pública de la institución o de sus representantes.
-Control informativo sobre el
área de influencia o de acción de la empresa o institución.
- Mantenimiento de relaciones
fluidas y cordiales con los medios y periodistas asignados a esa fuente.
A lo largo de la historia del
periodismo podemos asistir a la presencia de estas oficinas, buena parte de las
cuales surgieron en función de cumplir con misiones propagandísticas y de
promoción de las actividades de las instituciones y gobiernos a los cuales
servían.
Son recordados los casos del
Ministro de Propaganda del III Reich alemán, Joseph Goebbels, quien
desarrollaba ardides para engañar a los militares aliados, en favor de las
fuerzas nazis. Comunicados, conferencias de prensa y falsos informadores
estuvieron a la orden del día en uno y otro bando durante la II Guerra
Mundial.
Pero esa función oscura de las
oficinas de prensa no acabó con la última conflagración mundial. Durante el
período de la llamada “guerra fría” que abarcó casi la segunda mitad del siglo XX
y que, como bien la definió Hector Mujica, fue “una guerra incruenta pero tan
bélica y aparatosa y costosa como la más caliente” (p. 76), se desarrollaron
los más sutiles intentos de control de la información y de la “desinformación”
por parte de los gobiernos involucrados en los dos ejes de poder en pugna: el
Este (EEUU y Europa Occidental) y la antigua URSS (y los países del bloque
europeo oriental).
La información ofrecida por las
oficinas de prensa y relaciones viene en las formas de boletines o “gacetillas de
prensa”, comunicados o declaraciones oficiales, cuando emana directamente de
ellas. En otras ocasiones, su papel se dirige a convocatorias para ruedas de
prensa, con las cuales orientan y canalizan la información en un sólo sentido y
de manera homogénea para todos los medios. También sirven de canal del
periodista para contactos directos (entrevistas) con algunos de los voceros
oficiales.
En la práctica, el periodista
puede hacer de la rutina de trabajo alrededor de estas oficinas su única fuente
de información, como ocurre en casos cuando el acceso a las fuentes directas
(personeros o autoridades) se encuentra cerrado.
Debe tenerse en cuenta que,
algunas veces, las oficinas de prensa y relaciones de organismos e
instituciones públicas o privadas pueden contar con medios de presión
eficientes para la orientación de sus informaciones. Bien, porque dicha
institución o empresa guarda relaciones estrechas o comparte los mismos
intereses del grupo económico al que pertenece el medio o bien, porque
representa un cliente poderoso (en avisos) como anunciante.
Para tener presente…
Dado el carácter interesado que
por lo común mueve sus acciones, las relaciones de los periodistas con oficinas
de prensa deben ser manejadas con la necesaria cautela y prudencia, tomando en
cuenta que su orientación -como corresponde a sus fines- es tratar de
capitalizar a favor del personaje, de la empresa o institución tanto el mayor
espacio informativo, como las informaciones de carácter positivo.
Por eso, vale tener presente las
observaciones hechas por Fernando Reyes Matta (1980) en relación al sentido
institucional, declarativo, autoritario y paternalista en el que han devenido
las prácticas periodísticas en algunos países latinoamericanos, con relación al
manejo de las fuentes:
“El surgimiento de las llamadas
“fuentes de información” ha producido un fenómeno de dependencia que disminuye
progresivamente las capacidades profesionales. La acción en conjunto de los
reporteros -primera instancia del proceso de calificación- ha deteriorado el
afán de búsqueda y de interpretación periodística. Posiblemente sea en América
Latina donde la aplicación del modelo de periodismo tomado de ciertos países
occidentales esté menos lograda, debido a las distorsiones impuestas en el
ejercicio de un sistema periodístico “industrial” [...] Estas prácticas
superestructurales que ubican la noticia allí donde la autoridad se encuentra,
se han visto reforzadas por la influencia de las oficinas de relaciones
públicas. Estos organismos se han convertido en instancias de mediación, que no
sólo orientan el quehacer periodístico proveyendo determinados materiales de background, sino que además manipulan y
dosifican las declaraciones y presentaciones de la autoridad. En la medida en
que la noticia es construida en torno a los personajes de la superestructura,
la influencia de las oficinas de relaciones públicas -en algunos países llamados
”oficinas de prensa”- es altamente significativa en la definición del total
informativo que los medios proporcionan al público” (Reyes Matta, 1980, p. 45).
Otro aspecto: la fuente “única”
Dada la importancia de las
fuentes informativas y lo que su adecuado manejo exige para la información
periodística de calidad, es conveniente prestarle atención a estas dinámicas en
la relación periodista-fuente. Tangamos presente que el criterio periodístico
se orienta a un trabajo exhaustivo y cuidadoso por parte del periodista a la
hora de recopilar y procesar la información. Esto obliga a consultar diversas
fuentes (vivas, documentales) para elaborar una noticia. Y es precisamente en
este ámbito en el que algunos investigadores, como Andrés Cañizález (2008) han
llamado la atención para el caso venezolano.
A partir de varias investigaciones
que a finales de la década pasada realizó en el Centro de Investigaciones de la
Comunicación de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Cañizález encontró
algunas tendencias preocupantes en el manejo de las fuentes en el periodismo
venezolano, presentes tanto en medio impresos como radioléctricos. Las dos más
resaltantes: por una parte, el uso de fuentes únicas y, por otra, el uso de
fuentes no atribuidas o identificadas.
El “periodismo de fuente única”,
como lo define Cañizález, se expresa en “una ausencia de contraste o de apelar
a otras fuentes, para complementar la noticia. Las informaciones en Venezuela
se dan a conocer por nuestros medios, teniendo en la mayoría de los casos una
sola fuente, es decir un único punto de vista”.
Por otra parte, la presencia de
notas y materiales sin fuentes claramente identificadas o en algunos casos
vagamente atribuidas a muletillas como “fuentes dignas de todo crédito”, “fuentes
bien informadas”, deberían ser la excepción, pero no la regla a la hora de dar
cuenta de hechos de interés para la población.
Lo anotado por las
investigaciones realizadas en el país no resultan ajenas a una tendencia si se
quiere presente también en otros países como en España, según se desprende de los
resultados de una investigación realizada por Javier Mayoral (2005), quien
analizó más de seis mil textos periodísticos y concluyó que “los
periodistas emplean un altísimo número de fuentes insuficientemente identificadas,
que no compiten con otras fuentes ni, por tanto, con otras versiones de lo
sucedido), que ofrecen información que afecta a sus intereses particulares y
que, por último, consiguen que el texto periodístico recoja lo fundamental de
su versión de lo acontecido" (p. 101).
Como señala Cañizález, “se trata
de una rutina de trabajo en muchos casos reñida con la calidad y el deber de
transparencia informativa”. Y si bien el periodista debe mantener relaciones de
franqueza y credibilidad con sus fuentes, incluidas las oficinas de prensa,
también es preciso no olvidar que en primera instancia el objetivo es aportar
informaciones de calidad, en la que se contrasten las distintas voces
relacionadas con un hecho. Porque lo fundamental es eludir lo que Mayoral llama
“las oscuras servidumbres” del mensaje informativo, hipotecado a las fuentes no
identificadas o a lo sumo únicas; y a la difusión de versiones interesadas de
la realidad. Estos son algunos de los retos.
Referencias
- Arrueta, César (2010). ¿Qué realidad construyen los diarios?
Buenos Aires: La Crujía.
- Cañizález, Andrés (2008): “Acerca
de las fuentes”. En: Diario TalCual. Sección:
Infocracia. Caracas, miércoles 16 de abril de 2008. p. 23.
- Fontcuberta, Mar (1993). La noticia. Pistas para percibir el mundo.
Barcelona: Paidós.
- Martini, Stella (2000). Periodismo, noticia y noticiabilidad.
Bogotá: Norma.
- Mayoral S., Javier (2005). Fuentes de información y credibilidad
periodística. En Estudios del Mensaje
Periodístico, Nº 11, pp. 93-102.
Disponible en:
- Mujica, Héctor (1967). El imperio de la noticia. Caracas: Ediciones de la Biblioteca UCV.
- Reyes Matta, Fernando (1980). “El
concepto de la noticia en América Latina”. En: Un nuevo concepto de noticia. Cuadernos del CNP DF. Nº 4. Caracas:
CNP-DF.
- Rodrigo Alsina, Miquel (1989). La construcción de la noticia.
Barcelona: Paidós.
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